Un divorcio es uno de los acontecimientos más importantes de nuestra vida. La ruptura, el proceso legal, y, por último, el cambio de modelos y de expectativas es difícil de gestionar para la mayoría de las personas. Sobre todo, un divorcio contencioso, donde tenemos que enfrentarnos legalmente a quién ha sido nuestra pareja por bienes materiales, o lo que es muchas veces peor, por la custodia de los hijos.
Se trata, en estos casos, de una batalla legal que eleva los niveles de estrés, y que puede, además, impedirnos realizar adecuadamente el duelo que todo divorcio conlleva. Pues no olvidemos, que toda separación es también una pérdida. Tanto es así, que muchos psicólogos hablan incluso de trauma post-divorcio, y no es para menos, debido al desgaste emocional que supone.
Por eso es bueno acudir a terapia justo después del derroche de energía que ha supuesto la demanda, la presentación de pruebas, y como no, el juicio, más allá de que la sentencia haya sido favorable (o no) a nuestras pretensiones. Pues es precisamente en este momento cuando dejamos de focalizar nuestra atención en el proceso, y empezamos a mirar al futuro y a enfrentar nuestra nueva vida, lo que incluye nuevos proyectos, la apertura a otras relaciones (no necesariamente románticas), y, por supuesto, nuevos pilares que construir.
Además, desgraciadamente, el divorcio puede dañar la autoestima de quien lo vive, y es bueno reforzar este aspecto con una terapia que nos aporte las herramientas necesarias para reconstruir nuestra arquitectura vital, algo que tendremos que hacer necesariamente, y en lo que los expertos tienen mucho que aportarnos.
De hecho, las terapias post-divorcio han aumentado en los últimos años, así como las visitas a psicólogos y terapeutas, que son cada vez más comunes para gestionar adecuadamente situaciones que suponen una ruptura drástica de nuestro modelo de vida, lo que implica necesariamente la adquisición de roles y el desarrollo de nuevas habilidades.
En Abogado Divorcio Express te recordamos que se trata, en definitiva, de recuperar el equilibrio emocional, y aprovechar esta etapa para crecer personalmente, para lo que no cabe duda que la ayuda de un profesional puede ser de muchísima utilidad.
